9 de noviembre de 2009

Magia en Allarond: El Poder de la Mente

Desde el principio de los tiempos, en toda comunidad, se conoce la existencia de miembros extraordinarios. Individuos capaces de realizar acciones sobrenaturales e inexplicables que les otorgaban un poder y una fama sin igual entre los suyos. Con diferentes apelativos; magos, chamanes, hechiceros, brujas o adivinos, fueron aumentando su popularidad, y la ya calificada como “Magia” se incrustó de forma firme en los cimientos de la sociedad y las creencias.

Sin embargo, lo que empezó siendo un don de responsabilidad divina, fue profundamente estudiado por sabios y científicos. Se descubrió que la Magia era algo totalmente independiente a los individuos que la realizaban, se concluyó que era algo propio del mundo, a lo que sus habitantes solo podían responder con mayor o menor sensibilidad. Asumieron que el mundo estaba formado por dos “planos”: uno físico compuesto por todo lo conocido hasta el momento, y un segundo formado por Energía y representado como una imagen especular del primero de manera que a todo lo conocido le corresponde una determinada porción del mismo.

Por tanto, lo realmente extraordinario sería siempre el nivel de conexión entre los dos planos; ya fuese a nivel de individuos, objetos, lugares… Todo elemento del plano físico tendría una mayor o menor conexión con el segundo plano, lo que llevado al extremo, podría generar que los dos planos “fluyeran” y se “mezclaran”.

Por último, si a esto se le uniera la capacidad de “modificar” de alguna manera esa conexión, influyendo directamente sobre cualquiera de los dos planos, obtendríamos algo realmente extraordinario y sobrenatural. Los estudiosos habían logrado una teoría sobre la Magia, y creían entender la fuente de poder de los magos. La “sensibilidad” al plano energético pasaba a convertirse en una cualidad más como la velocidad o la belleza, y algo practicable y desarrollable, mucho más al alcance de cualquiera de lo que en un principio parecía. El siguiente paso consistía en probar esa teoría. Para ello, había que encontrar pruebas “reales” de la existencia de los dos planos y de la conexión entre ambos. Los campos a estudiar fueron muchos: el alma, los espíritus, los fantasmas, la capacidad para leer e incluso manejar mentes, control sobre los elementos, invocación, habilidad de sanar, control y canalización de energía, la muerte como “simple” ruptura del nexo…

Sin embargo no todo el mundo defendió la teoría. La mayoría de la gente tenía unas creencias demasiado profundas y arraigadas como para modificarlas, y calificaban como blasfemia todo intento de intentar explicar científicamente algo que creían meramente divino. Por otro lado, muchos vieron amenazado su poder y popularidad, por lo que se dedicaron a agitar a las masas contra los presuntos herejes.

El estudio y utilización de la “Magia” quedo dividido en varios bandos. Por un lado los que defendían la naturaleza divina de la Magia y extendían su pensamiento a través del clero y sus escuelas. Por otro, los que abogaban por la teoría de los planos y el profundo estudio científico de la misma, promovían su tesis a través de universidades y academias; una de las cuales, quizá la más importante, serviría de cimientos para la Novena Orden. Dentro del segundo grupo, algunos abandonaron las universidades y se internaron en la naturaleza; abandonando su labor decente para vivir en contacto permanente con ella. Otros simplemente luchaban por mantener su poder, sin importarles de donde hubiera venido. Sin embargo, con la decadencia de la Novena Orden, la guerra contra los Colonos y el alzamiento de la religión, todo el conocimiento recopilado se perdió, y la superstición, el misticismo y lo divino recuperó todo el poder.

Hoy en día, la gente califica como “magia negra” todo lo que no entiende, y las enseñanzas de la Iglesia han conseguido que respondan a todo ello con temor, persiguiendo y acabando con todo aquél sospechoso de brujería.
Pese a que sigue habiendo gente capaz de desarrollar las mismas habilidades, pocos lo consiguen o son realmente conscientes de ello, ya sea por falta de conocimiento, información o entrenamiento. Sin embargo no todo se ha perdido, y todavía existen personas y culturas enteras que adoran y veneran el poder de la mente. Solo hay que conseguir encontrarlas…